- Por Verónica Martín
Actualmente, el mundo laboral parece estar encaminándose cada vez más a la especialización, una forma de trabajo en la que un profesional obtiene y desarrolla conocimientos muy específicos. Dependerá, por supuesto, de la profesión y el puesto que ocupe, pero por norma general, ya no se buscan trabajadoras que sepan un poco de todo. Se prefiere a verdaderos expertos en algo concreto, que ofrezcan siempre soluciones a problemas determinados, y que sean capaces de trabajar en conceptos muy avanzados. Si hablamos del sector audiovisual, por ejemplo, ya cada vez quedan menos periodistas que graben, monten, escriban y locuten una sola pieza por sí mismos. Lo habitual es que se encarguen de alguna de esas funciones, especializándose en ello y aportando lo mejor de sí mismos en una sola tarea. Lo mismo ocurre en la informática, en el sector de los negocios, incluso en los trabajos más técnicos. La especialización es la tendencia dentro del sector laboral, y eso hace que nazcan distintas denominaciones para lo que antes era un mismo trabajo.
El sector del sexo de pago sigue dando mucho que hablar y el debate sobre su regularización está más encendido que nunca en estos años. Un negocio que lleva siglos manteniéndose, a veces de manera más obvia, otras mucho más desapercibido, pero que nunca desaparece. Es la muestra perfecta de que si hay demanda, la oferta siempre encontrará la manera de salir a flote, incluso cuando haya una prohibición tácita de estos servicios. En España, el vacío legal sigue siendo una cuestión de peso para que la prostitución siga creciendo año tras año. Es el país de Europa donde más sexo de pago se consume, y uno de los que cuenta con una mayor tasa de prostitutas y trabajadoras sexuales por habitante. Su situación, al sur de Europa, como puerta de entrada para muchas de estas profesionales, y la forma tan laxa en la que se trata este negocio en el país, han hecho que España se sitúe a la cabeza de la prostitución europea. Tanto escorts como prostitutas abundan en las grandes ciudades, y aunque para muchos sean exactamente lo mismo, nosotros venimos a mostrar las diferencias entre unas y otras.
Una profesión muy antigua
Partimos de la base de que ambas profesiones tienen que ver con el pago de un dinero a cambio de unos servicios íntimos. Esto se lleva dando desde que el mundo es mundo, e incluso ya en las primeras culturas y sociedades existían mujeres que ofrecían su cuerpo a cambio de bienes, en un trueque natural. El sexo siempre ha sido moneda de cambio habitual en todas las sociedades, aunque a partir de cierto momento se viera como un tabú, algo inmoral, sobre todo cuando la religión entró en juego. La profesión de prostituta se considera entre las más antiguas y ha sobrevivido precisamente porque por mucho que cambien las cosas, el sexo siempre va a ser algo muy deseado. Los hombres siempre van a querer disfrutar de un rato de pasión con una mujer atractiva, y si han de pagar por ello, lo hacen gustosos.
Escorts y acompañantes ocasionales
Entrando ya en lo que nos interesa, primero vamos a centrarnos en lo que son las escorts. Esta denominación, habitualmente utilizada hoy en día en todo el mundo, nace precisamente para diferenciar a las acompañantes de las prostitutas. Hay mujeres que ofrecen servicios de acompañamiento de alto standing, acudiendo a cenas, viajes y eventos con hombres que quieren disfrutar precisamente de esa compañía. Para presumir de pareja ante sus amigos, socios o clientes. Para tener simplemente ese trato amable y cercano de una mujer elegante, culta y con estilo. Las escorts solían ofrecer servicios VIP, a hombres destacados y con mucho dinero, exponiéndose como parte de ese halo de sofisticación y elegancia que había en torno a ellos.
¿Ejercen estas chicas servicios sexuales? Esto dependerá de cada una de ellas, pero en un primer momento, las escorts solo ofrecen servicios de compañía. Es cierto que ese término original ya se ha perdido bastante en una realidad en la que el dinero puede con todo. Si a una escort le ofrecen una fortuna por acostarse con un cliente al que en principio solo acompaña, seguramente caiga en la tentación de aceptar el dinero. Por eso, hoy por hoy escort y prostituta se han convertido casi en sinónimos, aunque no lo sean del todo. Todavía hay muchas chicas que se han mantenido ajenas a esos servicios sexuales y ven este negocio de acompañamiento VIP como una oportunidad para conocer gente interesante. Chicas que aspiran a estar en los eventos más especiales y lujosos, a aprenderlo todo sobre las altas esferas, y a cambio ofrecen su compañía y saber estar.
Prostitutas y sus servicios especiales
Hablar de prostitutas es hacerlo de trabajadoras sexuales, en el sentido más amplio de la palabra. Mujeres (también hay hombres en el negocio, aunque son minoría) que ofrecen servicios íntimos que van mucho más allá del acompañamiento, y entran ya en el terreno sexual. Estas trabajadoras sexuales suelen tener una tabla de tarifas muy bien equilibrada, en la que cobran por cada servicio que realizan, o por el tiempo que el cliente necesite, desde media hora hasta una noche entera. Las prostitutas suelen tener varios servicios al día, ya que sus precios son normalmente más bajos que los de una escort, y necesitan trabajar más para ganar lo mismo. Aunque todo esto también dependerá de lo que la propia chica ofrezca.
Las escorts suelen ser mujeres jóvenes, inteligentes, elegantes y cultas, y hay mucha más homogeneidad en ese sector. En el de las prostitutas encontramos absolutamente de todo. Desde mujeres maduras que están buscando nuevas experiencias y cuentan con todas las cualidades de una escort, hasta chicas que acaban de llegar al país y ni siquiera conocen el idioma. Trabajan habitualmente en la calle, en burdeles o por su cuenta, en pisos propios, al contrario que las escorts, que suelen ir siempre acompañando a los clientes a hoteles o a sus domicilios. Cada una de ellas elige el tipo de servicios que ofrece a sus clientes, pudiendo limitarse también en algunos de ellos, por elección propia. Las prostitutas son más numerosas que las escorts porque hay mayor demanda de servicios sexuales que de acompañamiento.
Dónde encontrarlas en Barcelona
Barcelona es una de las ciudades que más variedad ofrece en el sector del sexo de pago. A pesar de que en los últimos años, las prostitutas han sido perseguidas por el propio gobierno local, a través de diferentes leyes municipales, el trabajo sexual sigue aumentando. Es una ciudad enorme, con mucho turismo, en la que hay una gran demanda de servicios de este tipo. Encontrar una escort en Barcelona es muy sencillo, ya que estas sí que pueden anunciarse de una manera más libre, al no incurrir en ningún delito. La publicidad de servicios sexuales está mucho más limitada, lo que provoca que las prostitutas tengan que buscar vías alternativas para llegar a los clientes. De hecho, muchas también se promocionan simplemente como acompañantes, aunque en el momento de entablar conversación con el cliente ya dejan claro que sus servicios van más allá. La zona del Raval y del Puerto Olímpico siempre han sido los lugares de mayor afluencia de trabajadoras sexuales, aunque también hay locales míticos como Felina o Sugar BCN, donde encontrarlas.