- Por Verónica Martín
Después de años de occidentalización, en los últimos tiempos estamos viendo como los países asiáticos empiezan a exponerse culturalmente también en Occidente. Los medios audiovisuales son la forma más común de esa cultura oriental que nos llega a través de series, dibujos animados o cómics. Esto ha permitido que países como China, Japón o Corea del Sur comiencen a ser no solo receptores, sino también exportadores de cultura. La industria del cine coreano lleva décadas sorprendiendo a propios y extraños también en Occidente. No hay más que ver el éxito de producciones como Monstruoso, Oldboy o la reciente Parásitos. Las series de televisión como El Juego del Calamar también han conseguido un éxito brutal en todo el mundo, y las novelas coreanas se han posicionado entre las más vistas en las plataformas de streaming. Para completar todo ese avance cultural, la música también ha dado un paso de gigante, sobre todo el género K-Pop, con grupos como BlackPink o BTS.
Corea del Sur es un país avanzado tecnológicamente que ha vivido una gran modernización en las últimas décadas, sobre todo desde el final de la guerra con Estados Unidos. Esto ha provocado un choque cultural importante entre sus habitantes, sobre todo entre las generaciones más antiguas y las nuevas. El choque se produce no solo en los gustos y preferencias culturales, sino también en el sexo. La visión que tienen las generaciones más adultas y conservadoras se enfrenta a la de los jóvenes coreanos, más liberales y modernos. Como ocurre en cualquier otro lugar del mundo, el peso de la religión como principal guía moral sigue siendo bastante fuerte. Por eso, el sexo en Corea del Sur es un tema todavía tabú, del que apenas se puede discutir en público. Eso no quita que en el país exista también una industria dedicada al sexo, a pesar de las diversas prohibiciones que pesan sobre este tipo de trabajos. En este artículo vamos a analizar en profundidad la situación de Corea del Sur y cómo se enfrenta al sexo.
La sexualidad en el país
Corea del Sur es un país donde la religión sigue teniendo mucho pensó. El gobierno también controla bastante la vida de los ciudadanos, sin llegar al extremo de su vecino del Norte, claro está. La sexualidad es vista como algo inmoral desde los estamentos más destacados, impulsados por generaciones más adultas y tradicionales. Pero poco a poco, la mentalidad coreana se está abriendo a una nueva forma de entender el sexo. Los jóvenes, que han crecido ya con la influencia global, ven la masturbación como algo natural, por ejemplo. Sin embargo, muy pocos reconocen masturbarse, y los que lo hacen aseguran sentir remordimientos tras darse placer. Es una situación compleja marcada por el contraste entre las viejas tradiciones y las nuevas ideas de libertad sexual.
¿Qué hay de las relaciones homosexuales?
Si bien la homosexualidad no está explícita penada en Corea del Sur, es un tabú que se margina y se aparta socialmente. No se persigue a los homosexuales o se les condena, siempre que no muestren su afecto en público, pero tampoco se les otorgan derechos como el del matrimonio o la adopción. Es una situación marcada por la visión más conservadora y tradicionalista, que discrimina al homosexual por no ser como los demás. Se da el caso curioso de que muchas grandes estrellas del K-pop y la industria audiovisual coreana han reconocido ser gays, después de salir de su país, por no poder hacerlo mientras estaban en Corea. Ser homosexual sigue siendo algo peligroso en un país donde todavía no se ha avanzado demasiado en la diversidad sexual, porque todo lo que tiene que ver con sexo es tabú.
Industria sexual
Eso no quita para que en Corea se haya podido desarrollar una industria del sexo, aunque sea en la marginalidad y fuera del alcance de la ley. El gobierno creo en 2004 una ley que prohibía la exhibición sexual, la compra de servicios sexuales o incluso la producción pornográfica. La industria sexual Coreana, a pesar de pasar desapercibida y ser ilegal, mueve casi un 2% del PIB del país, ya que hay demanda de consumo por parte de los propios ciudadanos. Es un contraste habitual en muchos países con una moral muy conservadora y estricta. Se considera el sexo como un tabú y se denigra públicamente a quien lo enaltece, pero luego hay muchos que contratan a prostitutas o necesitan satisfacer sus fantasías con porno.
Prostitución en Corea del Sur
Los gobernantes de Corea del Sur se afanan en presumir de que su país está libre de prostitutas, aun sabiendo que esto no es del todo cierto. Como en cualquier lugar del mundo, las mujeres que ofrecen sus servicios por dinero se pueden encontrar si sabemos bien dónde buscarlas. Muchas trabajan en salones de belleza o bares, convertidos en prostíbulos clandestinos. La prostitución es totalmente ilegal y se pena tanto a la chica que ofrece sus servicios como al cliente que los paga. Sin embargo, en 2007 apareció un informe en el que se hablaba de más de 300.000 mujeres ejerciendo la prostitución en el país, la mayoría coreanas, aunque también extranjeras.
La pornografía también es ilegal
Otra cosa que seguramente nos sorprenda de este país es que la pornografía está totalmente prohibida en su versión explícita. Esto es, no se pueden rodar películas pornográficas, ni también lanzar revistas o publicaciones de este género. La prohibición de los contenidos eróticos y pornográficos ha obligado a los coreanos a utilizar Internet para disfrutar de ellos, a través de VPNs que les permiten burlar la censura local y acceder a páginas de otros países. Muchos de ellos consumen pornografía asiática, especialmente japonesa, y reconocen masturbarse con ellas. También existe el yadon, un género de cine porno amateur que si se filma en Corea del Sur y que se expande de forma clandestina por diversos portales eróticos extranjeros. Las actrices porno coreanas deben viajar a otros países para llevar a cabo sus escenas, porque es imposible hacerlas en Corea.