- Por Verónica Martín
Nuestro organismo tiene muchos mecanismos para funcionar de la manera más eficaz y correcta posible, consiguiendo mantenernos fuertes y sanos con sus propios medios, aunque evidentemente siempre conviene ayudarle a conseguirlo. Llevar una vida sana, hacer deporte habitualmente, evitar el sedentarismo y comer equilibrado suelen servir para que nuestro cuerpo se mantenga fuerte y nuestras defensas suban, preparadas para enfrentarse a cualquier tipo de amenaza que pueda venir del exterior. De forma natural, nuestro organismo ya tiene sus propias formas de protegerse, que son aún más importantes en lugares tan delicados como la zona genital. Las chicas, por ejemplo, tienen secreciones vaginales desde que comienzan a tener la menstruación, y aunque a veces puedan ser molestas, son tremendamente útiles en realidad.
Tienen una misión clara, la de mantener limpia la vagina, evitando así posibles infecciones que pueden ser complicadas de curar, pero también sirven como método de lubricación natural para que las relaciones sexuales sean mucho más placenteras y menos dolorosas. La secreción vaginal es algo normal en las mujeres, algo que no debería alertarlas, a no ser que se produzca algún cambio brusco en ellas. Es por eso que a veces, a través de estas secreciones, las mujeres se dan cuenta de que algo no va bien en su vagina. Es también un método de aviso para saber qué es lo que está ocurriendo ahí abajo, y mantenerla lo más segura posible. Aquí te vamos a explicar todo acerca de las secreciones vaginales, y cuándo hemos de preocuparnos por ellas.
Qué es la secreción vaginal
La secreción vaginal es un fluido que el cuerpo de la mujer produce de forma natural, formado por las secreciones vaginales y algo de moco cervical. Es un fluido natural en las mujeres, especialmente desde la primera menstruación, ya que ayudan a mantener la vagina limpia y sobre todo lubricada, de cara a las futuras relaciones sexuales. Este tipo de secreciones parten desde el propio útero, que es el que produce ese fluido, capaz de llegar a la propia vagina, es decir, de salir al exterior. En ocasiones es apenas imperceptible, por no ser demasiado intenso su flujo, pero hay otras ocasiones en las que el flujo se hace mucho más intenso y puede ser provocado por una situación anómala en la vagina, por ejemplo, una infección que provoque vaginiasis, un problema que por supuesto, deberíamos tratar y solucionar lo antes posible.
Cuando se considera normal la secreción vaginal
Las secreciones vaginales no son ni mucho menos un problema, y no deben ser tratadas como tal mientras su flujo se mantenga dentro de una normalidad. De hecho, es habitual tener este tipo de secreciones días antes del periodo, por ejemplo, o durante el embarazo, por un cambio brusco en los niveles de estrógenos de la mujer. Los estrógenos son los encargados de equilibrar este tipo de funciones relacionadas con los genitales, y cuando hay un pico de estrógenos, la secreción vaginal suele ser algo más intensa. Sin embargo, estaríamos siempre dentro del flujo normal. El problema llega cuando ese flujo aumenta demasiado, y por un periodo de tiempo bastante amplio. Cuando ese flujo aparece en un momento extraño y no tiene nada que ver con la propia menstruación es cuando debemos alertarnos sobre el peligro que puede acarrear lo que estamos sufriendo.
Problemas relacionados con la secreción vaginal
La secreción vaginal puede causar problemas bastante importantes si se desarrolla demasiado y su flujo es mucho más intenso, más denso o simplemente diferente al de las secreciones habituales. Uno de los síntomas más claros es el dolor pélvico agudo que dura más de dos horas, y que se produce justo antes de la secreción anómala. Hemos de analizar muy bien esas secreciones, para comprobar si tienen restos de sangre, pus o son más densas de lo habitual, claros signos de la anomalía dentro de la secreción. Más que problemas en sí, la propia secreción vaginal inusual es el síntoma de que algo está ocurriendo en el interior de los órganos genitales de la mujer, como por ejemplo, una infección, que suele ser uno de los factores más habituales que provocan este tipo de secreciones anómalas.
Qué factores pueden causarlos
Lo más habitual es que este tipo de secreciones anómalas vengan dadas por un cambio brusco en el nivel de estrógenos de la mujer, algo que de todas formas solo ocurrirá en muy contadas ocasiones y que no hará de esas secreciones algo habitual. Si las secreciones anómalas persisten, lo más probable es que esa mujer se vea afectada por una infección, ya sea por hongos, por parásitos como la tricomoniasis, o por cualquier otro tipo de infección bacteriana. En muchas ocasiones, esto se debe a una deficiente higiene genital, pero lo habitual es que este tipo de infecciones lleguen durante el sexo, por llevar a cabo la penetración sin protección. Para evitarlo, siempre se debe utilizar preservativo, para mayor seguridad. Las secreciones anómalas pueden ser entendidas, por tanto, como síntomas de este tipo de infecciones.
Cuándo acudir a un especialista
El problema está en discernir qué tipo de secreciones vaginales son anómalas y cuales son normales. Porque como decimos, este tipo de fluidos son habituales en las mujeres y tienen un propósito claro y sano, de hecho. Sin embargo, al sufrir de secreciones anómalas, podemos entender que hay algún problema en la vagina que deba ser revisado. Lo habitual es acudir al médico cuanto estas secreciones anómalas, ya sean más densas, más olorosas o incluso más abundantes, se mantengan en el tiempo. También suele ser motivo de alarma el encontrar pus, sangre y otros líquidos dentro de estas secreciones, cuando no tienen que ver con la propia menstruación. Por fortuna, la mayoría de ocasiones no hay que hacer mucho para curar estas infecciones, así que la visita al médico bastará para localizar el problema y ponerle solución.